Seraphim Oriel Herlaut

Seraphim es una joven de carácter fuerte que no gusta de los hombres, por lo cual sueles llamarlos "Basura" o "Pedazos de Mierda". De personalidad fría, extremadamente orgullosa y de finos modales. Es gentil con los débiles y ayuda a todo aquel que la necesite. Ama batallar, sin embargo ésto no significa que le guste vivir en guerras constantes, ya que, a pesar de su naturaleza, tiene en claro su sentido de la justicia y siempre luchará para que sea el bien el que prevalezca sobre las tinieblas.

Odia las bromas de mal gusto, además de que detesta el simple hecho de que un chico la toque. Es realmente difícil que ésta demonio demuestre sus verdaderos sentimientos, mucho más que alguien logré acaparar la atención y el amor de su corazón. Pero, sea lo que sea, sigue siendo una mujer inmune a las emociones en su interior. Sufrió una gran perdida en su pasado que la forzó a cerrar su alma en una cripta de hielo, donde nadie ni nada perturbe su sueño. Dolor, tristeza, melancolía, los único presente en ella en todo momento.

Solo le interesa una cosa, y es volverse más y más fuerte hasta que no haya enemigo al cual no pueda vencer. Se entrega cuerpo y alma a sus duros entrenamientos diariamente y no piensa en nada que no sea eso. Sin embargo, el fantasma de su pasado la atormenta, incluso haciendo que pierda el delgado hielo en el que cuelga su cordura. Es muy dura consigo misma y cree que lo que hace nunca es suficiente.

En general presenta la imagen de una joven de dieciocho años, con una estatura promedio de 1,79. Posee hermosos orbes de color verde semejantes a piedras preciosas de gran antigüedad, una nariz fina y respingada, cejas delgadas, pestañas largas y abundantes, orejas pequeñas y labios delgados y rosados. Su piel es blanca, y se vuelve mucho más pálida cuando muestra su aspecto real. Sus manos son suave, pero no muy delicadas, ya que se mantiene entrenando constantemente en el uso de su espalda por lo cual se forman varias heridas en ellas.

Tiene un busto demasiado voluminoso y un cuerpo esbelto, el cual es un arma mortal para los hombres que fijan su mirada sobre ésta bella dama. Sus largos cabellos negros como ceniza le llegan un poco más abajo de las caderas, casi en los muslos, el cual mantiene siempre atado a una cola de caballo, aunque algunos escapan de la moña y así forman los flequillos que ocultan parte de su rostro. Es una mujer de contextura delgada que mide alrededor de 40kg. Sus caderas están bien definidas y su espalda no es muy ancha que digamos.

Normalmente viste diferentes tipos de ropaje, dependiendo del lugar y la misión que le sea encomendada. Así pues, prefiere usar jeans azules entubados y camisetas de cualquier color. Nunca le ha importado la apariencia que lleva, por lo que escoge lo primero que ve en el armario.

A la hora de mostrar su verdadera forma nacen de su espalda unas grandes alas de murciélago y sus ojos se tornan de un profundo y atemorisante color carmesí. Su mirada siempre muestra la frialdad de su alma en todo momento y la resistencia de su cuerpo aumenta en un 50%. Por lo demás su aspecto sigue siendo el mismo al original.

Todo comenzó con el nacimiento de la joven Herlaut hace ya quinientos años. Era una noche oscura de invierno, el cielo nocturno se encontraba cubierto de nubes negras y solo la tenue luz de la luna alcanzaba la tierra. Lo único que rompía el silencio era el llanto de una frágil infante acurrucada en los brazos de la madre que murió al darle a luz. Una demonio nacida del vientre de una humana.

El padre, indignado y lleno de tristeza por su fallecida esposa tomó a la pequeña criatura y salió de aquel lugar en dirección al cercano acantilado, donde la arrojó a su suerte, esperando que ésta muriera en el impacto. Sin embargo tal cosa no ocurrió. Faltando poco para estrellarse un ángel de alas doradas rescató a la infante y la llevó lejos, a Inglaterra. Allí, la bautizó como Seraphim y le otorgo sus apellido Herlaut.

El nombre del ángel era Oriel. Un joven de no más de diecinueve años, cuerpo constantemente ejercitado pero no al extremo, ojos de un profundo color azul semejante al de los mares y de cabello liso y rubio. Su sonrisa era hermosa, al igual que su puro corazón. Gentil, amable... Un ser completamente hecho de luz. Adoptó a Sera, la crió y educó como a una hermana menor, pero su amor hacia ella sobrepasaba esos límites.

A medida que pasaban los años ella comenzó a sentir lo mismo por él. Seraphim era una niña dulce, amable, pero a la vez ingenua... Ambos lo eran. Le entregaron su mundo al otro, no existía nadie excepto ellos dos. Al cumplir quince años Oriel le dio su primer beso una noche de primavera en que las luciérnagas parecían danzar a su alrededor. Fue el momento más maravilloso en la vida de ésta joven demonio. Todo fue color de rosa durante aquel tiempo, pero el destino tenía otros planes para ellos.

Un día cualquiera soldados de un lejano país invadieron sus terrenos, despojándolos de sus pertenencias y tomándolos como esclavos bajo el poder de quien era el rey en ese entonces. A esa hombre le interesaban únicamente las mujeres, por lo que hizo a Sera su sirvienta y envió a Oriel junto al resto de esclavos. Fueron dos años de completo sufrimiento para ambos.

Una noche los hermanos Helaut intentaron escapar del palacio, acción que fue en vano y terminó con la vida de Oriell, quien fue decapitado por "tratar de robarse a una sirvienta del Rey". Seraphim no lo tomó nada bien. Entró en una fase depresiva demasiado grande. No comía, no bebía, ni siquiera dormía, pasaba el día llorando los recuerdos de aquel que había sido su compañero en la vida... De aquel que ya no estaba a su lado para abrazarla, para decirle que "todo estaría bien" aunque supiera que esas palabras no eran más que mentiras.

Finalmente un rayo de luz apareció. El Rey tirano había caído en manos de las fuerzas especiales Inglesas y las personas que habían sido forzadas a servirle fueron completamente liberadas. Pero ahora ¿Que haría? Sin Oriel ya nada tenía sentido en su vida. Su corazón estaba destrozado por todo el dolor que le causaron. Ya no era la misma dulce niña que corrí en busca del calor de su hermano, además de ser una demonio sangre sucia nacida en Assiah.

Paso otro año para ella, el más triste de todos, no había la menos duda. Recordaba firmemente las palabras que dijo Oriel antes de morir: "Debes vivir", pero no tenía una razón para ello. Después de mucho meditar regresó a Japón, en donde encontró a su padre biológico, un hombre enfermo y de negro corazón. Vivió con el un par de meses hasta que éste dejo de respirar, y para ser sinceros, a Sera no le importó en lo absoluto la muerte del viejo. Su nombre cambió por Serphim Oriel Herlaut y se convirtió en solo otra criatura más que habitaba en aquel ancho mundo. Ésta joven pelinegra juró ante la tumba de su hermano y a si misma que se volvería más y más fuerte, para nunca depender de nadie y proteger a aquellos que necesitasen de ella.