Medieval Aladria [Confirmación - Aceptada]

Hace muchísimo tiempo, más aún del que Lust mismo podría recordar, él era un joven humano que gobernaba un basto imperio sin fronteras. Diferentes razas coexistían en paz, gracias al respeto y la sensatez con que llevaba adelante su jurisdicción.
Cierto día apareció una semi-infernal llamada Mefith, que venía desde un continente muy lejano, liderando un grupo de tiflins, drows y sátiros. Había sido abandonada por su madre humana desde pequeña, ya que para la población entera representaba un engendro peligroso; y una comunidad de tiflins la había acogido y criado, entendiendo su padecer. Al crecer tomó el mando y emprendió viaje en busca del imperio de Lust, ya que había oído rumores de que era un rey muy comprensivo y justo. En su jornada, se le habían unido sátiros y drows, otras criaturas despreciadas y marginadas por la sociedad.

Mefith defendía con tanta pasión a las razas discriminadas y luchaba con tanta fuerza por todos, que despertó un profundo encanto en Lust; quien ignorando cualquier problemática que pudiese presentarse, los recibió en su imperio. Con el carisma y porder de Lust, sumado al vigor de Mefith, lograron insertar las nuevas especies en el imperio y sofocaron la discriminación, logrando forjar un lugar de pacífica coexistencia entre cualquier criatura.
Lust se enamoró de los ideales y sentimientos tan nobles de la semi-infernal, a pesar de su naturaleza, y se casó con ella. Hicieron una promesa de sangre, que nunca se separarían y compartirían el mismo lecho de muerte.

Un día Lust se encontró una niña huérfana, sucia y llena de harapos, se compadeció y la tomó como su hija, llamándola "Sialeeds". La muchacha creció y aunque sentía mucho respeto por él y un cierto afecto, siempre fue muy distante. Mefith no era maternal por naturaleza, prefería dedicarse a su pueblo, sin embargo podía contar con ella si la necesitaba.
Los años pasaron y Sialeeds se volvió una bruja bastante poderosa; entonces Ferid, la mano derecha y comandante de los ejércitos de Lust, a quien este consideraba un amigo, comenzó a sembrar la traición en los corazones.

"-Lust es un ingenuo, cree en esta ilusión de paz que ha creado... Hay criaturas malignas que deben desaparecer, esa es la única forma de salvar este imperio. La naturaleza no puede cambiarse; pero esa mujer lo tiene embrujado y no lo deja ver la realidad. Sólo nosotros dos podemos unirnos y hacerles frente, el imperio estará mucho mejor con nosotros a cargo. A Lust ya no le importa nada más que esa arpía-"

Así convenció a Sialeeds de traicionarlo y unieron a humanos y razas de naturaleza buena a su causa. Desataron una emboscada sorpresa nocturna y comenzaron con el exterminio de tiflins, drows y sátiros. Ferid y Sialeeds llevaron engañados a Mefith y Lust a un templo, con la excusa de protegerlos y allí los atacaron. Lust moribundo vio cómo mataban a su esposa delante de sus ojos y cayó inconsciente. Cuando despertó, se encontró extraño. Había sido salvado por un vampiro que apostó por él y lo convirtió, ya que siempre lo había mirado desde lejos. Frente a sí mismo divisó el cadáver de su mujer y enloqueció de rabia y angustia. Por lo cual, desató una magia tan terrible que causó que los ríos se secaran y brotara un mar de sangre que hundió a la ciudad entera. El templo comenzó a incrustarse en la tierra, llevándose a las profundidades a Lust y Mefith, para poder guardar su luto y quedarse con su amada; y alrededor emergieron cuatro islas en las cuales poder refugiarse las razas atacadas. Entre ellas se formaron puentes con cráneos y huesos de los humanos traidores y otras especies fallecidas.

El dolor de la pérdida y la traición, generaron que Lust se volviera psicológicamente inestable. Sobrevivieron unos pocos de la enorme cantidad que eran en el reino, y les tomó mucho tiempo reponerse. Los planes de Sialeeds y Ferid para gobernar juntos, se vieron imposibilitados; ya que el hombre quería continuar eliminando a todo el que no fuese humano, y Sialeeds sí apoyaba y protegía a las razas "buenas". De modo que terminaron dividiéndose en dos reinos y siempre se mantuvieron en conflicto. Nadie volvió a animarse a acercarse a la zona del templo, ni siquiera a hablar sobre Lust, y lo apodaron "La sombra siniestra".